Pocos son los años que me decido ir a la FIL, en realidad a mi me gusta leer las novelas de moda, libros prestados y literatura infantil, de modo que para mí es muy fácil encontrar todos los libros que yo quiero al alcance de mi mano.
Sólo en 2 ocasiones he ido con una misión en específico. La primera fue hace como 4 años, para comprar el cuento “El ángel del abuelo”, de una artista alemana que nunca encontré en México hasta que llegó la FIL y la otra, cuando andaba saliendo del clóset y había varios libros para gays (niños) y ninguno sobre una posible lesbiana que no sabía si lo era y qué requisitos debía de tener. En fin, ayer regresé y ésta vez fue sólo para pasar el rato.
Me impresionó el tráfico tan intenso y la fila que le daba la vuelta a la Expo Guadalajara, para comprar el boleto. Me decía la chica con la que iba “ay si, ¿a poco todos leen?, nada más venimos para hacer Check in, si dejaran realmente a los lectores, esto se vaciaría inmediatamente”.
¿Qué podía decir yo, que tras casi toda una vida de leer de 2 a 3 libros al mes, ahora tenía una pila de al menos 4 libros en espera desde hace un par de años, nuevecitos, sin siquiera haber sido ojeados más que la vez que los compré? Así que tomé un respiro, la tomé de la mano y nos adentramos en ese mar interminable de personas.
Obviamente tenía en mente descubrir algún libro con ilustraciones novedosas o en un formato extraño, pero FIL niños cerró en punto de las 9:00pm, claro que eso no me impidió pasar al juego multimedia a contestar mis preguntas y hacer mi compromiso con el planeta.
Sí señores, ahora resulta que me comprometí a comer carne solamente 1 vez por semana, que para ser sinceros, a lo único que si puedo comprometerme es a comer puras verduras al menos 1 vez por semana, ya que para mí, la carne es lo más delicioso de éste mundo. Algún día, ya que esté preparada, empezaré poco a poquito a eliminar esas cosas tóxicas (y pensar que hace meses estuve a una nada de convertirme en vegana!!).
En fin, sólo puedo decir que el trabajo que se hizo en FIL niños, me dejó sorprendida, la decoración de los talleres fue fantástica, las figuras que colgaban del techo te hacían soñar y viajar, había ilustraciones de gatos, pulpos y cosas fantásticas por todas partes (obviamente no perdí la oportunidad de tomarme fotos en todas).
Quiero compartir que cuando era una estudiante de facultad, realicé mi servicio para ésta rama de la FIL y he de confesar que es la culpable de que mi interés por la ilustración se tornara definitivo,
casi puedo asegurar que si no hubiera hecho mis prácticas profesionales aquí, no habría gorda para dibujar.
La experiencia fue fantástica y ver tu trabajo, adornando techos y paredes, es algo que deberían de probar todos los diseñadores alguna vez en su vida (pueden hacer voluntariado y tiene mucho valor curricular).
Iba con la idea de comprar una bacteria de peluche, pero ésta vez no encontré el stand por ningún lado, así pasa, cuando no llevo dinero ahí están todas esas hermosas y variadas criaturas y cuando ando millonaria (?) resulta que ahora no hay.
Mi paso por el resto de la expo, fue así, solo de paso, las ofertas de la venta nocturna empezaban a las nueve, descuentos del 10% al 30%, nada del otro mundo, la verdad. Sabías que había una oferta realmente buena en donde veías que no cabía ningún alfiler, pero a esos lugares ni nos acercábamos. El único lugar con un mundo de gente al que me acerqué a comprar, fue a la editorial Panini, para comprarle a mi queridísima hermana sus libritos manga que tanto me había pedido.
Ya cansadas y hambrientas, pasamos por un stand de juegos de mesa y variados rompecabezas, tenía que comprar algo novedoso para esas reuniones que hago con mis amigos (no me juzguen, soy un poco ñoña), pero mi limitado conocimiento de inglés y mi delgada billetera para gastar cerca de $800 pesos en un juego, hicieron que desistiera de mis deseos. Afortunadamente mi compañía es una experta en el idioma (que me amenazó con empezar a hablarme solamente en inglés para practicar) y además es una ex-amante de los rompecabezas, así que salvó el día, comprando uno de unos monstruos geniales, que nos dedicaremos a armar mañana mismo (prometo subir fotos para cuando esté terminado).
Y pues así fue este breve paso por una de las exposiciones más grandes de Latinoamérica en torno a los libros, si además eres amante de la música, puedes asistir a los conciertos que se dan en la explanada. Mañana es el último día, mis recomendaciones son: si te es posible, ve caminando, anticipa la fila enorme para comprar boletos, lleva unos zapatos cómodos, una mochila para cargar tus cosas y una lista anticipada de todos tus deseos, de ser posible con la editorial en mano, para facilitar tu búsqueda. Les dejo un par de fotografías para que se den una idea de cómo está. Saludos 🙂